La historia de una de las prendas que más ha evolucionado
en la historia de la moda: el traje de baño femenino.
El traje de baño ha sufrido una gran evolución a lo largo
del tiempo, del vestido de baño de seis piezas del siglo XIX, pasando por el
bikini de los años cuarenta...
Hasta el monokini reivindicador de los setenta,
luego el más audaz y provocativo de los de hoy día.
Desde la Edad Media hasta finales del siglo XV la gente
se bañaba desnuda, siendo este un hecho inusual, ya que la limpieza de espíritu
era más importante que la limpieza corporal.
La actitud de la iglesia hacia el
baño tampoco lo favorecía, ya que lo veía como un lujo innecesario y
pecaminoso.
Esta desaprobación de la higiene fue la causante de que se
produjeran gran cantidad de enfermedades e infecciones, llegando a ser cerrados
los baños por epidemia de sífilis.
Solo subsistieron los baños terapéuticos,
frecuentadas por mujeres adineradas que acudían a curarse de sus enfermedades
ataviadas con una especie de camisa muy corta y escotada, los hombres vestían
calzoncillos o un albornoz cruzado.
MUESTRA DE BAÑO USADO EN 1858
La gente que carecía de medios económicos se conformaba con bañarse en el mar o en el
río que atravesaba su ciudad de residencia.
Con la Reforma protestante, los países holandeses se
alzaron contra las exhibiciones en público, y visto que la gente no obedecía a
estos mandatos terminaron prohibiendo el baño.
El baño también se usaba para prácticas
"pecaminosas" durante la Edad Media.No fue hasta el siglo XIX cuando el baño fue considerado
nuevamente beneficioso para la salud y comenzó a ser una actividad cotidiana
gracias a la invención del ferrocarril; que permitía el traslado de la
aristocracia a las zonas costeras.
Los trajes de baño no diferían mucho de los
trajes de calle y las prendas interiores, lo cual los hacía bastante poco
prácticos, ya que la cantidad de tela que tenía los hacían incómodos para
moverse entre la arena y el mar.
La reina Hortensia fue una de las primeras en lucir el
traje de baño “moderno” en 1812. Hecho de punto y en color marrón chocolate,
consistía en una túnica de manga larga que cubría una camisa bordada y un
pantalón turco, que se ceñía a los tobillos.
Este atuendo estaba acompañado por
una carlota, bastante similar al gorro que se usaba para dormir.
Este modelo “real” sirvió de base a los diseños de trajes
de baño durante el siglo XIX.
El vestido de baño durante el periodo de 1846 a 1914
constaba de seis piezas: un corpiño ajustado y cuello alto, mangas hasta el
codo y falda hasta las rodillas, debajo de la cual iba un pantalón.
Sus características como te podrás imaginar estaba exento de cualquier
connotación erótica o sensual, las formas femeninas estaban totalmente ocultas
mediante capas de tejido de punto, colores oscuros y piezas de más, que una vez
mojados, resultaban fallidos, ya que se pegaban al cuerpo insinuando las
formas.
Se cambió el material de punto (que colgaba mucho cuando
se mojaba), por materiales más pesados como la franela o la sarga, y se llegó a
añadir plomos a las túnicas para hacer peso y evitar que las faldas se subieran
y enrollaran alrededor del cuerpo. Incluso las mujeres usaban un tipo de
enaguas cortas de tafetán, conocidas como “enaguas de lavandera” para mantener
la forma del traje incluso mojado.
No sólo se tomaban medidas para ocultar el cuerpo
femenino con todas esas capas de ropa y accesorios incómodos, sino que tampoco
podían ser vistas por el género masculino durante esos baños.
Por eso el uso de casetas móviles de madera, permitían
emplazarlo cerca del agua y así evitar que el bañista fuera visto por otras
personas en ese estado de “desnudez”.
En esos carros se podían cambiar de vestimenta e incluso
ponían sillas de madera para relacionarse con sus amistades, del mismo sexo y
vestidas correctamente.
Desde el año 1840, y de manera unánime, se decide
delimitar las zonas de baño en función del sexo y del vestido: una parte
estaría reservada al baño de las mujeres y otra destinada al baño de los
hombres, vestidos según las reglas del pudor.
Una última parte, y no en todas
las playas, estaría reservada a los hombres que quisieran bañarse únicamente
con un caleçon como vestimenta, ya que pasearse con esta prenda, se consideraba indecente.
Existían algunos artículos municipales que estipulan
claramente que esos trajes de baño masculinos debían de ser un caleçon en
tricot que cubriese desde los brazos hasta los codos, siendo perseguido y
llevado ante los tribunales competentes toda persona que incumpliera esta norma
y se presentase desnuda en el agua.
La decencia era ante todo primordial, por
lo cual estaba terminantemente prohibido también ir a la playa vestido
únicamente con las ropas de baño desde el propio domicilio. Incluso llevar un
peinador estaba mal visto hasta 1914.
A partir del año 1860, el bañador de dos piezas, formado
por una túnica y un pantalón que cubría hasta la rodilla, tiende a imponerse de
manera progresiva.
El vestido, por lo tanto, desaparece totalmente a finales de
los años 1880, comenzando a gestarse la banalización del traje de baño, que
comenzaba a ser casi idéntico para ambos sexos. La túnica del traje de baño
masculino llegaba justo debajo del talle, mientras que el traje de baño femenino
tenía una túnica más larga, hasta el muslo. El pantalón del hombre quedaba por
encima de la rodilla, y el de la mujer la cubría.
El traje de baño victoriano iba poco a poco reduciéndose,
pero siempre estaban cubiertas del cuello a los tobillos.
Estos trajes ya se realizaban en tonos más claros, e
incluían bordados con galones de color blanco, incluso en la cintura para las
mujeres, en contraste con el porte aún austero del traje masculino. La cofia
seguía vigente como accesorio de baño en países como Francia o Inglaterra.
El traje de baño infantil, era en cambio prácticamente
igual para ambos sexos en el año 1900, al menos hasta los 8 años. Un maillot de
punto en color azul o rojo, que luego para las niñas se sustituye por un
vestido de sarga azul o blanca, con una falda plisada y una blusa abullonada
con un cuello marinero.
Hasta antes de la I Guerra Mundial, a pesar de la
evolución del baño como práctica medicinal a ocio y descanso; el ritual del
baño consistía en ponerse una serie de piezas creadas con el fin de eliminar el
pudor.
Después de la guerra, la práctica de los baños en el mar no fue solo
terreno exclusivo para la aristocracia, sino que pasó a ser una práctica de masas.
Con el aumento de la práctica de los baños y el uso de los balnearios, los
trajes comienzan a volverse más adecuados al uso y a la moda, con detalles de
fantasía como cuellos con encajes, galones y colores más vivos como el rojo.
Pero hubo quién fue osado y se atrevió a llevar trajes de
baño que rompían con todo el pudor que existía en el momento.
El caso la australiana Anette Kellerman, profesional de
natación sincronizada que en 1907 fue a las playas de Boston durante su visita
a los Estados Unidos. Su “delito” fue llevar un traje de baño ajustado que
mostraba brazos, piernas y cuello, revelando sus formas femeninas.
Fue detenida
por exposición indecente, pero gracias a este altercado se hizo famosa y más
tarde participó en películas, incluida una sobre su vida.
Su bañador fue
considerado hasta los años 20 el modelo de bañador más ofensivo de la historia.
A pesar de la oposición de algunos grupos, este modelo
“indecente” de traje de baño más ajustado fue ganando adeptos. Progresivamente
el largo se va reduciendo hasta la rodilla y los brazos comienzan a exponerse.
El escote fue bajando del cuello cerrado hasta situarse encima del pecho. Se
comenzaron a usar nuevos tejidos que se ajustaban más a las necesidades de esta
actividad, haciéndolos más cómodos y ligeros.
En 1921 Jantzen Knitting Mills lanzó el primer modelo de
traje de baño elástico de una sola pieza, que alcanzó gran popularidad en el
concurso de belleza que se celebró en Atlantic City. Durante los siguientes 15
años, los trajes de baño de punto de lana fueron usados tanto por hombres y
mujeres.
** Después de la Segunda Guerra Mundial en 1.946,
en la moda playera se produjo una revolución.
El francés Louis Reard inventó el
bikini, al perfeccionar el modelo Átomo, desarrollado por Jacques Heim.
La idea
del bikini fue concebida por Reard luego de que EEUU realizó la prueba de una
bomba atómica en el atolón o isla de Bikini en el pacifico.
Reard puso el nombre de ese atolón al nuevo
bañador y comenzó a promocionarlo con el slogan “Bikini, primera bomba
anatómica”.
En 1.951 se prohibió dicha prenda ya que se consideraba
de mal gusto, pero al elegirlo Brigitte Bardot para sus baños en Saint Tropez y Cannes las mujeres cambiaron de opinión y se
empezó a utilizar.
*En 1.960 se inventa la lycra por unas pruebas que se
hacen para hacer punto para jerseys y terminó con este formidable tejido. El
cual produce una revolución textil ya que este tejido puede estirarse hasta 6
veces su longitud natural y puede adaptarse al cuerpo perfectamente facilitando
la movilidad y reduciendo el peso al mojarse de forma considerable.
Fue una revolución en la creación de los distintos trajes de baño.
Fue una revolución en la creación de los distintos trajes de baño.
Fuente: triangulomag.com
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