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jueves, 5 de junio de 2014

CAFTÁN


El Imperio otomano, también conocido como Imperio turco otomano fue un Estado multiétnico y multiconfesional gobernado por la dinastía Osmanlí.

Un caftán es una túnica de algodón o seda abotonada por delante, con mangas, que llega hasta los tobillos y que se viste con una faja.

Los caftanes vestidos por los sultanes otomanos constituyen una de las más espléndidas colecciones del Palacio de Topkapı en Estambul.


Algunos de ellos son tan valiosos que fueron dados como obsequios a importantes dignatarios y generales victoriosos en el transcurso de elaboradas fiestas religiosas. 



Los caftanes eran bordados a menudo por delante y por las mangas, pero como todo lo demás durante el dominio otomano, estaban sujetos a un estricto orden jerárquico en cuanto a colores, patrones, lazos y botones, que se elegían de acuerdo con el rango de la persona que había de vestirlo. Durante el siglo XIV se usaron patrones grandes de colores suaves, que se hicieron más pequeños y llamativos con el cambio de siglo.


La mayoría de los tejidos fueron confeccionados en Estambul y en Bursa (Turquía), pero algunos fueron importados desde lugares lejanos como Venecia, Génova, Persia, India e incluso China. 

Cada uno tenía una características muy específicas y se bautizaba de forma diferente: terciopelo, aba, bürümcük, canfes, gatma, gezi, diba, kutnu, kemha, seraser,  zerbaft, tafta  y muchos otros. 

Los colores más usados fueron el «azul chino», el «rojo turco», el violeta, el pişmis ayva o membrillo cocido, y el amarillo azafrán.

Marruecos es un país de grupos multiétnicos con una rica cultura y civilización. 
A lo largo de su historia, ha recibido visitantes tanto del este (fenicios, judíos y árabes), del sur (Moros y habitantes de África Subsahariana) y del norte (romanos y vándalos), quienes han impactado la estructura social de Marruecos. 

En el país conviven, además, distintos tipos de religiones, tales como el paganismo, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam.

Si visitas calles de Marruecos veras seguramente hombres y mujeres vestidos con Chilabas (las mujeres también tienen su propia versión de la chilaba) cubriéndolas el cuerpo entero excepto la cabeza, pies y manos. 


La chilaba de la mujer es distinta a la del  hombre por su estilo y finalidad.  Las mujeres llevan chilabas por varios motivos: primero, es una prenda muy cómoda y estética, segundo, da un aire de modestia y humildad, propio de un país musulmán como Marruecos. 

Algunas mujeres llevan junto con la chilaba algún fular o velo, al rededor del cuello o cubriéndoles parte de la cabeza (o toda pero dejando siempre visible la cara). Aunque las mujeres tienen chilabas para ocasiones especiales, es muy común que la usen para el día a día.

En cuanto a la chilaba del hombre, generalmente se suele llevar en ocasiones especiales (sobre todo fiestas religiosas) y también cuando van a la mezquita para la oración del viernes (una especie de misa musulmana). 

No obstante, también hay gente que lleva chilabas todos los días todo el año, pero generalmente eso es más frecuente en los pueblos y entre la gente muy mayor.

La diferencia entre una chilaba y un caftán es que la chilaba tiene una capucha, mientras que el caftán no la tiene. 

Las chilabas para mujeres son mayormente de colores brillantes con estampados, costuras o adornos, mientras que las de los hombres son más sencillas y de colores neutros. 


Las mujeres marroquíes ponen mucho cuidado en su vestimenta, y gastan mucho dinero en ella por lo general.

El caftán es la prenda más conocida de la indumentaria tradicional en Marruecos.
Este traje urbano se realiza con telas escogidas por la calidad y la nobleza de su tejido, como tafetán, sedas naturales, cachemir, terciopelo y brocados hechos a mano.


Las telas son encomendadas a bordadoras que utilizan hilos de oro, de plata, de seda para estampar sobre el tejido motivos vegetales y arabescos.


Los maestros pasamaneros asegurarán el acabado del caftán adornándolo con trenzas, galones, botones y presillas, antes de montar el forro de seda o de algodón.

Éste último se escoge en un tono complementario al de la tela, o retoma uno de los colores del bordado o de la pasamanería.

El forro de un caftán permite a la vez disimular el reverso de los bordados y de las pasamanerías, y darle cuerpo y estilo.

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